La edad trae cambios no sólo físicos y emocionales, también trae cambios en los hábitos y necesidades alimentarias que suelen preocupar a los miembros de la familia así como a las personas que se encargan de cuidar a estos pacientes. Una nutrición adecuada influye positivamente en el estado de salud del adulto mayor y le ayuda en la prevención de múltiples enfermedades.
 
En ocasiones, el adulto mayor se muestra inapetente, satisfecho con muy poca ingestión de comida, molesto porque los sabores los percibe diferente y esta conducta suele ser recibida negativamente por la familia. Para poder comprender al adulto mayor hay que tomar en cuenta los siguientes aspectos:
 
Cambios físicos.
 
El adulto mayor suele presentar una disminución en la sensación de sed,  por lo que en muchas ocasiones existen situaciones de pérdida excesiva de líquido como sudoración, diarrea o vómito que derivan en deshidrataciones. Por otro lado, el sistema gastrointestinal experimenta cambios como la dificultad para masticar (generalmente por las pérdidas dentales), una disminución en la secreción de saliva lo que dificulta la deglución. Estos cambios pueden hacer que el adulto mayor perciba los sabores de diferente manera, si se agrega el hecho de que el sentido del olfato también se ve afectado, se puede comprender que al adulto mayor no se le antojen sus alimentos y que éstos le desagraden.
 
Cambios psicológicos y sociales.
 
Los hábitos alimenticios suelen estar muy arraigados en el adulto mayor debido a que los repitió durante varios años así que son muy difíciles de modificar. En varias ocasiones la nutrición del adulto mayor se ve afectada por aspectos como: depresión ante la pérdida del cónyuge, enfermedades que le afecten en sus funciones motoras, hospitalizaciones constantes o prolongadas, enfermedad de la pareja o cambios constantes a las casas de los hijos.
 
Ingestión de medicamentos.
 
La ingesta prolongada de ciertos medicamentos puede afectar la absorción, el metabolismo o la digestión, algunos incluso afectan directamente en la percepción de sabores. El uso de laxantes o diuréticos puede incrementar los problemas de diarreas, deshidrataciones y estreñimiento. El alcohol y tabaco afectan negativamente el estado nutricional del adulto mayor.
 
Enfermedades crónicas.  
 
Enfermedades como la osteoartritis, diabetes, demencias seniles como el Alzheimer, osteoporosis, cáncer, enfermedades digestivas, etc., tienen requerimientos nutricionales específicos así como sus propios síntomas que suelen afectar el apetito y hábitos nutricionales del adulto mayor.
 
Disminución de masa corporal y actividad física.
 
La pérdida de masa muscular es un aspecto muy importante por la relación que tiene con la disminución de la potencia muscular, la incapacidad funcional, los golpes y caídas y la función respiratoria. La actividad física disminuye debido a la fatiga, sin embargo el ejercicio es importante pues influye en el mantenimiento de la masa ósea y del tejido muscular. La pérdida de masa corporal puede disminuir el metabolismo basal, esto es la necesidad de ingestión de calorías que le den al cuerpo la energía vital para moverse y realizar las actividades diarias.
 
Es muy importante realizar una valoración del estado nutricional del adulto mayor para tener una aproximación a su estado de salud general, y los posibles cuadros clínicos de desnutrición, por lo que lo más recomendable es acudir con un médico geriatra para que le brinde una dieta personalizada y adaptada a sus necesidades.

Gracias por leer y compartimos contigo otro artículo que puede ser de tu interés.

4 RECETAS SALUDABLES PARA CUIDAR NUESTRA SALUD

Loading...