A las personas nos atrae la comida por su olor, apariencia y sabor, además alimentarse es una necesidad básica, tanto de los seres humanos como de cualquier otro ser vivo: “comer para vivir”. Por eso, cuando se sufren adicciones a productos nocivos para la salud, como el tabaco, prescindir del cigarrillo puede mejorar la salud; sin embargo, la conducta compulsiva al comer es más complicada de diagnosticar y tratar en el adulto mayor, pues sino se come de manera equilibrada, se puede sufrir de obesidad.

Por ejemplo, las personas con adicción al azúcar  suelen tener dependencia de la comida no por sus aspectos nutricionales, o como elemento esencial para preservar su vida, sino como la actividad más importante del día a día, con atracones frecuentes, ingiriendo alimentos aun cuando ya han quedado saciadas.

De acuerdo con algunos estudios, las carencias afectivas y los trastornos de ansiedad son las principales causas que se esconden detrás de quienes comen compulsivamente, optando por la comida chatarra, procesada y azucarada, que es potencialmente adictiva a causa de los aditivos que la componen.

La conducta compulsiva al comer es un alto riesgo para la salud, más allá de ser un problema estético, ya que el abuso de la comida chatarra trae consigo graves padecimientos, como síndrome metabólico, diabetes, apnea, gota, hipertensión arterial, entre otros. Lo peor es que la comida chatarra, favorita de los comedores compulsivos, no aporta nutrientes ni beneficios al organismo de las personas, por lo que además de obesos, suelen estar desnutridos.

En el caso de los adultos mayores, son la población más vulnerable ante la obesidad debido al sedentarismo; con el paso del tiempo, la masa muscular se debilita y el peso aumenta, acumulándose en forma de grasa, provocando que no tengan suficiente fuerza para ejercitarse, requiriendo atención especial para bajar de peso.

Los riesgos de ser un adulto mayor obeso se relacionan con: artrosis, osteoporosis, aterosclerosis, hipertensión, diabetes, cáncer, entre otros padecimientos.

Prevenir la obesidad es indispensable en las personas mayores, por lo que se recomienda que lleven una dieta rica en verdura, fruta y cereales; ellos deben reducir o evitar las grasas saturadas y los azúcares refinados. Consultar a un nutriólogo especializado en la tercera edad es lo ideal, para que recomiende productos como mermelada sin azúcar, frutas, pan artesanal de cereales integrales (no industrial), además de actividad física adecuada a las posibilidades de cada paciente.

El principal objetivo del tratamiento contra la obesidad en la tercera edad se basa en evitar la ganancia de peso, mejorar la movilidad y la calidad de vida.

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