Cuando nos disponemos a cuidar a una persona, puede ser un tanto gratificante ya que de alguna manera te sientes seguro que está a tu cuidado, pero también puede provocar estrés, frustración, ansiedad y algunas veces depresión, a esto se le conoce como el síndrome del cuidador.
El estar al cuidado de una persona sugiere dedicar más tiempo ya que nos vemos obligados a dedicar menos tiempo en nuestras actividades cotidianas o a pasar poco tiempo con nuestros amigos, hijos o pareja, esto puede llevar al aislamiento social.
Lo peor comienza cuando el estado de ánimo cambia, hasta llegar a sentir dolores musculares, de cabeza y trastornos de sueño.
Los síntomas más comunes que se manifiestan son:
- Frustración
- Desmotivación
- Depresión
- Fatiga y agotamiento
- Cambios de humor
- Irritabilidad
- Actitud negativa hacia la persona a la que se cuida
Recuerda que la vida de una persona cuidadora cambia drásticamente debido a que debe de estar al pendiente de la persona que se encuentra enferma, esto implica realizar tareas diarias y repetitivas, esto es más común en los familiares.
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Recomendaciones:
Lo más importante es pedir ayuda, es decir contactar con cuidadores profesionales o con alguna persona o amigos que se encuentren en la misma situación. Te sugerimos:
- Mantener una buena alimentación
- Realizar ejercicio
- Descansar
- Tomar unas horas para dormir o distraerse
- Realizando otras actividades que sean de su agrado.